26 de noviembre de 2014

650 MILLONES DE AÑOS EN DOS MINUTOS

En este vídeo podéis ver la evolución de las masas de agua y tierra a lo largo de 650 millones de años, desde hace 400 millones —cuando Rodinia llevaba ya unos millones de años desintegrándose—, pasando por Pangea y llegando a lo que los geólogos prevén que será la nueva configuración de tierras y mares, dentro de 250 millones de años.

AQUEL INOLVIDABLE VIAJE, por Fernando Gomes

Fotografía tomada de thebukaruproject
Recuerdo cuando sólo tenía 10 años y mi padre me metió en aquel viejo tren. No sabía muy bien a dónde íbamos, pero mi padre me prometió que aquel sería un bonito viaje.

Durante horas atravesamos bosques y desiertos. Pude ver, incluso, animales que pastaban en los prados. El sol era intenso y el cielo relucía con su azul marítimo. Los viajeros hablaban entre ellos alegremente. También pude ver algunos niños. Sin embargo, no eran niños europeos, sino africanos. Mi padre me contó que viajábamos a Camerún. Aquello me sorprendió mucho, pues sabía que era un lugar lejano.

Después de atravesar Mali y otros cuantos países, entramos, al fin, en Camerún. El paisaje era desértico y aquello me deprimió un poco. Pero cuando bajamos del tren y nos pusimos a hablar con los habitantes de allí, se mefueron las penas.

Durante un mes vivimos con aquellas gentes tan alegres y hospitalarias. Nos contaron cómo vivían en Camerún, lo que comían y cuáles eran sus fiestas tradicionales. La estancia se me hizo muy agradable.

Todavía recuerdo mis lágrimas al despedirme de aquella tierra. Siempre guardaré en mi corazón aquellos días de gozo y alegría.

UN RECUERDO INOLVIDABLE, por Daniel Etxeberria

Recuerdo el día en que me regalaron mi primera bicicleta. Fue un día muy especial.

Yo era pequeño, tendría ocho o nueve años, y desde que tengo memoria siempre había querido tener una bicicleta, pero en casa no había dinero para juguetes.

Cada vez que llegaba el Día de Reyes, yo bajaba a la calle y me encontraba con mis amigos. Todos ellos, cómo no, disfrutaban de una bicicleta. Yo me moría de envidia y me dedicaba a correr detrás de ellos y a pedirles que me dejaran dar una vuelta. La bicicleta era el objeto de todos mis sueños.

Un día, un buen día de primavera, mi madre apareció con un hombre y bajamos a la calle porque ese hombre decía que quería hacerme un regalo. Entramos en una tienda y mientras hacía un amplio gesto con la mano derecha, me dijo que eligiera lo que más me gustara. 

Miré al techo y vi todo un reluciente muestrario de hermosas y apetecibles bicicletas. Sus colores brillantes y sus nacarados perfectos refulgían con lujuria en mi deseo. Todas eran magníficas. 

Elegí una de color azul metálico que se desplazaba por las calles de mi barrio con la misma suavidad de una alfombra mágica. Con ella pasé las mejores horas de mi infancia. Aunque hace algunos años que se la di al chatarrero, nunca podré olvidarla.

A quien ya no recuerdo es al hombre que me la regaló y que dijo ser mi padre. Tampoco lo he vuelto a ver más.