Fotografía tomada de thebukaruproject |
Durante horas atravesamos bosques y desiertos. Pude ver, incluso, animales que pastaban en los prados. El sol era intenso y el cielo relucía con su azul marítimo. Los viajeros hablaban entre ellos alegremente. También pude ver algunos niños. Sin embargo, no eran niños europeos, sino africanos. Mi padre me contó que viajábamos a Camerún. Aquello me sorprendió mucho, pues sabía que era un lugar lejano.
Después de atravesar Mali y otros cuantos países, entramos, al fin, en Camerún. El paisaje era desértico y aquello me deprimió un poco. Pero cuando bajamos del tren y nos pusimos a hablar con los habitantes de allí, se mefueron las penas.
Durante un mes vivimos con aquellas gentes tan alegres y hospitalarias. Nos contaron cómo vivían en Camerún, lo que comían y cuáles eran sus fiestas tradicionales. La estancia se me hizo muy agradable.
Todavía recuerdo mis lágrimas al despedirme de aquella tierra. Siempre guardaré en mi corazón aquellos días de gozo y alegría.
¡Hala, qué bonito lo has hecho!
ResponderEliminarFernando, he viajado contigo a Camerún. Muy buen relato. Ánimo y sigue expresando lo vivido.
ResponderEliminarMuchas gracias Fernando por hacernos participes de tus vivencias con este relato tan espectacular
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