Había una vez un empresario viudo que tenía una joven hija a la que llamaba Txuri. Era un hombre bueno, pero conoció a una mujer muy bella y, a la vez, muy malvada. Al poco tiempo el hombre murió y Txuri se quedó huérfana.
Su malvada madrastra era muy cruel con ella. Tenía una aplicación en el móvil que le decía quién era la más guapa del polígono, pues vivían a las afueras, en un barrio que se llamaba Almeda, situado en Cornellá.
Todas las mañanas la madrastra consultaba su aplicación desde su iphone para saber quién era la más sexy del barrio. Siempre recibía la misma respuesta: ella era la más atractiva.
Mientras tanto Txuri crecía y cada vez estaba más guapa. Se había convertido en una joven choni muy guapa.
Un día la madrastra consultó su aplicación y le contestó que la más sexy de todo el barrio era Txuri.
Se enfadó muchísimo e ideó un maléfico plan para matarla. Contrató a un joven sicario colombiano. Pero éste quedó obnubilado por la belleza de Txuri y fue incapaz de matarla. Le dijo que se fuera a vivir a otro sitio.
Así que fue a un aparcamiento de caravanas donde vivían los feriantes y gente del circo que estaban de paso.
Txuri estaba muy cansada, así que se coló en una de las caravanas para comer y dormir. Enseguida llegaron los dueños de la caravana, que eran siete niños que acababan de salir del cole y vivían allí con su tía Rosa. Txuri les contó todo lo sucedido y le dijeron que se podía quedar a vivir con ellos.
Mientras tanto, la madrastra se dio cuenta de que el sicario le había engañado y que Txuri seguía viva. Así que averiguó dónde estaba y se disfrazó con maquillaje de látex y una nariz postiza. Estaba irreconocible. Compró un carrito de kebabs y se fue con él hasta la caravana de Txuri.
Cuando la encontró le dijo que tenía una oferta de 2x1 en kebabs y dürum. Txuri, que era una chica superahorradora, no pudo resistirse a esa fantástica oferta. La madrastra, claro, había envenenado el kebab con aconitina, un veneno muy potente. En cuanto Txuri probó un bocado, cayó al suelo fulminada.
Enseguida llegaron los siete enanos, como ella los llamaba. Txuri estaba preciosa, y como correspondía a tanta belleza, los siete niños y su tía decidieron encargar una hermosa caja de metacrilato trasparente, y allí la colocaron.
Un día pasaba por allí un joven y estresado futbolista en su flamante bmw. Nada más ver la belleza sin par de Txuri, quedó prendado de amor. Mientras el joven futbolista miraba embobado a Txuri, uno de los niños que andaba correteando por allí, tropezó con la caja. Con el golpe, nuestra hermosa joven tosió y, acto seguido, expulsó el bocado envenenado.
Se despertó. Vio los soñadores ojos del futbolista que a su vez la miraban con sorpresa y ternura a partes iguales, y tampoco ella pudo resistir la profunda e intensa llamada del amor.
Pocos días después estaban todos —los hermanos, la tía y ellos dos— viviendo en una magnífica mansión de Miami.
Colorín, colorado, este cuento rosa se ha acabado.
Alicia, la versión tuneada de Blancanieves me ha hecho sonreír, cosa que no sucede con la versión original. ¡El color rosa existe!
ResponderEliminarUn saludo
Karmen
Alicia, la versión tuneada de Blancanieves me ha hecho sonreír, cosa que no sucede con la versión original. ¡El color rosa existe!
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Karmen