Imagen tomada de wuawuash.es |
Sin embargo, cuando salgo a la calle y veo a esas personas que están disfrutando de la energía que la fiel compañía de sus mascotas les proporciona, me replanteo tener animales, ya sea perro, pájaro o gato —suegros no valen—.
Realmente, ¿qué sería la vida sin la alegría que te hace sentir tu perro cuando te despierta por la mañana a lametazos, o sin el canto de ese periquito que te anuncia un nuevo día con su canto alegre a las seis de la mañana? ¡Maldito perico! Pero cuánto le quiero.
En fin, los animales y yo no somos compatibles por lo que he dicho antes —sufro demasiado cuando los pierdo—, pero me hace sentir muy bien cuando veo a otras personas disfrutar de su compañía.
La compañía de un animal es la mejor y la más fiel.
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